(Buenos Aires, 1927 – Lomas de Zamora, 2017) Participó en diversos talleres literarios: Los siete locos, coordinado por Lorenzo Hogdon, estaba situado en Villa Independencia; en el taller del Conicet, coordinado por María J. Alonso; en el Taller Municipal de Lomas de Zamora Julio Cortázar, coordinado por Alejandro Seta, y en Convergencia de escritores José Pedroni. Publicó Elegía para América Inocente (El poeta con violín, Buenos Aires, 1992)
V
Regresarás en cada flor, en cada pájaro.
Eres eterna, inmutable. Como la estrella.
América dominada pero no vencida,
desde tu silencio
el mundo entero escucha tu voz.
Está lleno tu suelo
de manos blancas, piececitos negros,
que al son de tus sones, danzan.
América, ya no sufras, canta!
Tú eres la Madre, que seguirá
hinchando su cintura
para parir mil hijos cada tantas lunas.
Está escrito: Uno de ellos te salvará.
Impaciente preguntas: – ¿Cuándo?
- Yo no sé.
Ingenua mía, no sabías que la esperanza
alimenta la vida?
De: Elegía para América Inocente
Sólo Penélope
Invierno, noche adentro
y yo sin sueño.
Con una pincelada roja
y brillante, corta el cristal
el rancio vino.
Lujurioso brebaje
enfiesta
a algunos, a muchos
los hunde en el infierno.
Cuando Noé despierta
ya en otro tiempo
la hora azul
del arrepentimiento
¡Como si pudiera
destejerse
el hilo de la vida!
III
Ya la están estaqueando
sobre la oscuridad y la tristeza
(por eso su mirar indiferente).
No oye a los vientos
que traen su mensaje misterioso
y encantador, al mismo tiempo.
Eras como la flor, América.
Desnuda y libre, miel y sal
ardiendo en cada pétalo.
Pronto serás la perdida criatura
que vaga aturdida, con el rostro velado,
nublada la mirada, inclinada la frente,
Como buscando. Qué?
La libertad perdida? Yo no sé.
Ay, inocente mía…
No sabías que el cepo y la cadena
se pueden esconder detrás de un beso cruel?
(de Elegía para América Inocente)