(Temperley, 1975). Estudió letras en la UNLZ y en la Universidad Carolina de Praga. Trabajó en el Museo Expresionista Edmund Valladares. Publicó tres libros de poesía y uno de crítica de arte. Actualmente se desempeña como profesor en el taller literario del Centro Cultural San José, en Temperley.
Los ojos de Homero
Si hubiera tenido ese hijo con vos
el pibe ya sería un adolescente de doce o trece años
la misma exacta edad que yo tenía
cuando mi viejo comenzó a despreciarme.
La misma exacta edad que yo tenía
cuando mi viejo me compró La Ilíada y La Odisea
en una feria del libro a fines de los ´80.
No sé si ese muchacho que no existe
me observaría con admiración
ignoro cómo evaluaría mis esfuerzos de padre.
«Esas cosas no son, otra es mi suerte»
Cuando yo tenía esa edad
doce o trece años, digo
me la pasaba jugando al fútbol
escuchando Black Sabbath
leyendo El Tony
(confieso que las cosas no cambiaron demasiado).
Solo que ahora el viento sopla fuerte
y tengo que cerrar todos los postigos
para que no se lleve nada
las ramas crecidas de la noche
sus ojos en compota
su banquito en la esquina.
Ni siquiera esa voz que se agrava
y pega estirones
cada vez que Aquiles o Ulises vuelven con muletas
de una guerra lejana, larguísima.
Piece of my heart
Se apagó
la última luz del escenario
se desplomó
como si hubiera peleado 15 rounds.
La estrofa del adiós
todavía eco en la hilera de Marshalls
temblaba como una jeringa.
Lejos
una casa una heladera tres hamburguesas
un resto de vino.
La TV
los pastores evangélicos
de la media
noche.
Una fábula sin volumen.
Nadie se salva nunca
¿verdad?
amén de tu voz
calandria de ajenjo
y ripio
que huye por las ramas
y abre la sombra.
Ejército de una sola tristeza
venciendo.
Perra Muerte
Cuando venga la muerte
si me alcanza primero
quiero que mi perro vea mi cadáver
quiero que lo olfatee
que le chupe el frío de la cara
que intuya que no soy el de siempre
que ya no pertenezco a la manada
que estoy definitivamente afuera
que a pesar de mi lealtad sin mesura
no pude torcer el oscuro postulado.
Cuando venga la muerte
si me alcanza primero
quiero que mi perro vea mi cadáver.
No quiero que sospeche que lo he abandonado.